domingo, 23 de diciembre de 2012

Frío popular



Con mayúsculas: El Justicia. Obsérvese en una hojeada a las hemerotecas que el Justicia es el único cargo entre los ordinarios de la cosa pública que en Aragón escribrimos con mayúsculas. Es una tendencia que contraviene las normas generales de la ortografía de la Real Academia. Supone una muestra de la consideración a esta venerable institución

Con la que está cayendo, el Justiciazgo bien puede ser el pañuelo de las lágrimas de muchos ciudadanos. Pese a su nula capacidad ejecutiva, esta institución es uno de los símbolos más genuinos del sentimiento de los aragoneses a una comunidad específica, más allá de ismos y de alcances patrios.

Cada 20 de diciembre se recuerda este valor del Justicia en la figura de Juan de Lanuza V el Mozo. Percibo que la mayoría de los aragoneses consideran las "Alteraciones de Aragón" de 1591 únicamente como un acontecimiento histórico. Sin más valor. De hecho, el recuerdo de la fecha de la ejecución del último de los Lanuza justicias carece del calor popular que conllevan homenajes comparables y cercanos.

Pero da para más. El Justicia simboliza el valor que en Aragón han tenido el derecho y el pacto, otro valor propio tan distinto del apego por la pendencia que ha distinguido, y distingue todavía, la relación en las cosas públicas y privadas de las Españas, Aragón incluido en muchas ocasiones.

En 1983, las renacidas y reformuladas Cortes de Aragón y Diputación General de Aragón comenzaron la costumbre de tributar el homenaje anual al Justicia en el monumento de la zaragozana plaza de Aragón.

Un año después, en Huesca un grupo de ciudadanos vinculados a entidades de promoción de valores culturales aragoneses convocó el primer homenaje en Huesca. Se distinguía entre ellos Julio Brioso, compañero durante algunos años. Tiene lugar desde entonces ante el busto de Lanuza "El Mozo" que ha ajado ese dejarse llevar, esa afectada fatuidad tan oscense que oculta en realidad puro desdén de sí mismo.

El alcalde Enrique Sánchez Carrasco acudió desde el primer año al homenaje, de forma oficiosa. En 1995, la Corporación lo hizo suyo y, desde entonces, es institucional. Algunos años (1998, 1999 o 2010) contó con la presencia de Fernando García Vicente y jóvenes nacionalistas intentaron dotarlo de un alcance popular con torta y vino popular; precisamente bajo las carrascas en las que busco inspiración. Pero la frialdad del Palacio Renacentista parece contagiar el acto, que siempre resulta desangelado.

Falta calor ciudadano, el que deberían procurar los munícipes, tal vez con una mejor hora (siempre es a media mañana), con un llamamiento formal y de alcance; con esmero a fin de cuentas. Un momento para celebrar lo que nos une: el futuro sustentado en el acuerdo.

Postdata de post:

En 1998, el alcalde José Luis Rubió recibió en el homenaje al Justicia del 20 de diciembre una carta de la entonces organización juvenil de CHA en la que proponía erigir un monumento a la institución en la plaza de su nombre, que el pragmatismo popular bautizó como plaza de los Tocinos. La propuesta la recibió también Fernando Elboj, alcalde dato al ornato escultura de vías públicas, una carencia que era en Huesca una evidencia antes de sus mandatos. Sin embargo, aunque éste último prometió someter el asunto a la Corporación, el tema pasó al limbo municipal, denominación esta acuñada por otro corporativo de los pasados 90, José Luis Pomar.

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